Localización: Ezcaray, (La Rioja)
Análisis de la zona: Área de población situada en la Rioja Alta. La villa de Ezcaray es un municipio de la Comunidad Autónoma de La Rioja. Ubicado en la parte alta del valle del rio Oja, al suroeste de la comunidad, se localiza en el extremo occidental de la Sierra de la Demanda.
La comarca del Alto Oja forma una comarca natural y turística de grandes atractivos medioambientales y paisajísticos. Enclavada en la parte más noroccidental del Sistema Ibérico, corresponde a un viejo macizo paleozoico conocido como Sierra de la Demanda, cuyo nombre procede de una demanda judicial por el uso de sus pastos entre dos localidades del Alto Oja.
Esta comarca es recorrida por el rio Oja, (también conocido como “Glera” o “Hilera” por los habitantes de sus riberas), desde su nacimiento en las faldas del “Pico Gatón”, hasta que, en Santurde y Santurdejo, se abre a la llanura agrícola que no abandonará hasta confluir en el rio Tirón a la altura de Cihuri. Juntos y rodeados de viñedos, vierten sus aguas al Ebro en Haro, buscando la mar.
El clima es de influencia oceánica, dada la proximidad del Atlántico a la Sierra de la Demanda y favorece unas temperaturas extremas menores y unas mayores precipitaciones a lo largo del año, impidiendo los frentes Atlánticos el mantenimiento de la nieve, a medida que avanza la primavera y suavizando las temperaturas estivales.
Descripción de la imagen: Se toma como modelo un pequeño brote de acebo nevado en las cercanías de Ezcaray y la aldea de Valgañón. Pertenece a un arbusto mayor, de porte elegante y de edad desconocida. El acebo es un arbusto, o como mucho un pequeño árbol, de la familia de las Aquifoliáceas. Puede llegar a medir unos 20 metros de altura y vivir quinientos años, aunque normalmente no pasa de los cien. Forma parte del uso decorativo navideño, tras sustituir al muérdago, en la tradición occidental católica.
Relación con la emoción representada: La calma, la quietud y el silencio de la nevada. Su exquisito efecto plástico sobre el paisaje. El contraste entre la policromía del paisaje y la monocromía de la nieve. Lo efímero de la decoración que supone la nieve caída. El aporte de vida que trae la nieve que se ha de convertir en el agua de los ríos. La persistencia de la propia vida que, soportando la nevada y las gélidas temperaturas, resistirá hasta la primavera, para continuar creciendo. Belleza y fuerte contraposición con la habitual vida en la ciudad.