Según los resultados publicados en la revista especializada Nature Microbiology ,los 24 investigadores que han participado en el ensayo han conseguido que ratones genéticamente manipulados fueran inmunes al rinovirus. Eso ha sido posible porque se han centrado en bloquear una proteína anfitriona, que actúa dentro de las células y resulta imprescindible para que los virus puedan reproducirse y expandirse. Es el hábitat sin el cual el virus no prospera y ese fue la vía de intervención que exploraron los científicos de Stanford, y de San Franscisco.
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