El dióxido de carbono (CO2) que emitimos a la atmósfera es generado totalmente por la actividad de los seres humanos, el cual se produce en la quema de los diferentes combustibles fósiles, la propia deforestación de los bosques, así como los cambios en el uso del suelo forestal a el agrícola.
Con el ciclo del carbono, este gas en parte es eliminado por las plantas, mediante la fotosíntesis, y otra parte, por nuestros océanos, que absorben alrededor de un tercio de esas emisiones de CO2. Cuando los océanos absorben CO2 se produce también efectos no deseados, ya que afecta también a la disminución del pH que tiene el agua de mar, lo que convierte sus aguas en más ácidas.
CÓMO AFECTA LA ACIDIFICACIÓN:
La acidificación de las aguas oceánicas perturba la fijación de carbonato de calcio (CaCO3) en los esqueletos o armazones de conchas, provoca el descenso de especies muy sensibles como erizos, moluscos y estrellas de mar, pone en riesgo a especies y ecosistemas marinos como los arrecifes de coral, además de afectar a los organismos marinos podría incluso acelerar el cambio climático.
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